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Crónicas de Angel volumen 1
Uno más de la novela "Las crónicas de Angel, volumen 1, el segundo capítulo para que lo disfruten; Buffy conoce una nueva faceta del misterioso Angel.... Episodio "Angel", de la primera temporada de Buffy; traducción y adaptación a cargo de Laurangel.
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Capítulo 2
Al día siguiente, en la tomada como Oficinas Centrales de la Cazadora –la biblioteca del instituto de Sunnydale –Buffy contó a Xander, Willow y Giles lo que había ocurrido la noche anterior.
-¿Qué ha pasado la noche en tu cuarto, en tu cama?- Xander casi gritaba.
Buffy se sonrojó del escándalo de su amigo. -En mi cama, no. Junto a mi cama-.
-¡Qué romántico!-, Willow le dijo como si estuviera soñando. Sin que hubiera escándalo en ello. -Wow. ¿Hicisteis…bueno, tu ya me entiendes?-
Buffy dijo orgullosamente, -Un perfecto caballero.
-Buffy, esa es una forma de seducción.- Xander frunció el ceño. -Es el truco más viejo que existe.-
Buffy preguntó intencionadamente, -¿El qué? ¿Salvarme la vida y que le rajaran un costado?-
-¿Y qué? Los chicos hacemos cualquier cosa por impresionar a una chica.- Xander hinchó su pecho. -Yo una vez me bebí cuatro litros de Gatorade sin respirar-.
Willow asintió, respaldándole. -Fue bastante impresionante-. Entonces ella hizo una pequeña mueca. -Menos cuando luego te pusiste a vomitar…-
Giles se acercó, llevando un enorme libro negro de piel. -¿Podemos dejar ese fascinante tema y hablar de lo que sucedió ayer a última hora? Saliste del Bronce y te atacaron tres vampiros inusualmente viriles.-
Giles apoyó el libro y señaló un grabado. -¿Eran como éstos?-
Eran los tres vampiros amigos de Buffy.
Buffy asintió. -Sí. ¿Por qué llevan uniforme?-
Giles parecía serio pero satisfecho. Esto ocurría cuando él tenía razón sobre algún monstruo salvaje decidido a succionar el hígado de Buffy a través de su nariz o causando el fin del mundo que conocemos y amamos. -Por lo visto te topaste con los Tres. Son vampiros guerreros, muy orgullosos y muy fuertes.-
Willow parpadeó impresionada. -¿Cómo es que usted siempre sabe esas cosas? Usted siempre sabe lo que pasa. Yo nunca sé lo que pasa.-
Giles señaló la pila de libros polvorientos mientras sorbía de su taza de café. -Tú no has estado aquí hasta las seis de la mañana investigando.- La llamada de Buffy le había alcanzado solo cuando el estaba preparado para entrar.
Avergonzadamente Willow estaba de acuerdo. -No, estaba durmiendo-
Giles se giró hacia Buffy. -Evidentemente estás haciendo mucho daño al maestro. No enviaría a los Tres por cualquiera.- Él reflexionó un momento, limpiando sus gafas. -Tenemos que empezar a practicar con armas.-
Xander añadió, -Buffy. Tú debes quedarte en mi casa hasta que esos samuráis desaparezcan.-
Buffy no estaba bastante segura de lo que acababa de oírle decir. -¿Qué?-
-No te preocupes por Angel.- continuó. - Willow puede ir a tu casa y decirle que se largue de la ciudad-
Giles movió su cabeza. -Angel y Buffy no corren ningún peligro inminente.- Se puso sus gafas de nuevo. -Más adelante, el maestro enviará a alguien más pero mientras tanto los Tres, como han fracasado, tendrán que pagarlo con sus vidas.-
Buffy asintió para sí, un poco cansada, un poco como juez. Los Tres fuera, pero ¿Cuántos batallones más vendrán?
Debajo en la tierra, los Tres se encontraban arrodillados ante el maestro. Ellos todavía llevaban su aura de amenaza y destrucción, todavía ellos eran temidos. Darla miraba excitada cuando ellos estaban avergonzados. El jefe de los Tres, tan cicatrizado que un ojo estaba cerrado de forma permanente, tendió al maestro una larga, afilada y atravesada lanza –un arma vampírica de ejecución. Actuando como si el no tuviera planes de usarla, el maestro se lo cedió a Darla, quien lo agarró con fuerza.
El líder de los Tres dijo, -Hemos fracasado en nuestra misión y ahora nuestras vidas te pertenecen.-
El maestro se dirigió hacia Collin, y habló tiernamente con su peligrosa y templada voz. -Presta atención, muchacho. Tú eres el ungido. Tienes mucho que aprender. Con el poder viene la responsabilidad. Es cierto que han fracasado pero también es cierto que los que vivimos de noche tenemos un vínculo común: quitar la vida –No me refiero a los humanos, claro –Es un asunto muy serio.
El líder de los Tres alzó la cabeza ligeramente. Darla sabía que él esperaba que a él y los otros les fuera perdonada la vida.
Sonando como el niño humano que una vez él había sido, Collin preguntó, -¿Y entonces les perdonas-.
El Maestro miró a Darla. Ellos habían estado juntos tanto tiempo, habían matado a tantos, que ella entendió lo que él quería. Sus ojos brillando, ella asió sus manos alrededor de la lanza y tranquilamente tomó su posición detrás del líder de los Tres.
-Estoy cansado-, el maestro dijo, -y su muerte me dará poca satisfacción-. El guiaba al niño de una pequeña manera.
Eso fue la palabra clave para Darla. Con toda su fuerza y su cólera contenida, ella atravesó la lanza maliciosamente a través del temeroso y poderoso vampiro. Él gritó, y después se convirtió en polvo.
Los gritos de sus hermanos le siguieron pronto.
-Claro que-, el maestro añadió, -un poco es suficiente-
La puerta de la biblioteca estaba medio cubierta con una gran señal que decía, “Cerrada por inventario. Por favor vuelvan mañana.”
La señal le parecía a Buffy una precaución innecesaria. Como Giles barriendo el hall para asegurarse de que estaba vacío, cerrar las puertas con llave, yada yada yada. Nadie en el instituto de Sunnydale iba a sacar libros. Más como el chico y la chica que van sacar libros. Y si tú tuvieras una pizca de popularidad, tú no irías en busca de material aceptable a la biblioteca del instituto. Ella movió su cabeza.
Buffy miraba atentamente un gran armario lleno de armas. Algunas chicas solían pasar sus tardes escogiendo vestidos equivocados y algunas chicas conseguían probar machetes según su tamaño.
-¡Qué bien! Una ballesta!-, dijo cuando tocó el antiguo arma. Después vio las flechas; más correctamente, los cuadrillos. ¡Hey, chica de testimonios sabios! –y comenzó a cargar el arma. -¡Huh, mira a esos bebés!-, susurró. -Adiós a las estacas, hola a la fatalidad voladora-. Ilusionada, miró alrededor. -¿A quién disparo?-
Mirándola perturbado, un frecuente riesgo ocupacional para esta cazadora, Giles, en velocidad reforzada, cogió la ballesta y la apartó, diciendo firmemente, -A nadie. Lo de la ballesta viene más tarde. Antes tienes que familiarizarte con las herramientas de combate básicas. Comencemos por el tradicional cayado-. Se armó con dos largos palos de madera y le tendió uno a ella. -Que, por cierto, requiere mucho entrenamiento. Hablo por experiencia.-
Ella miró el palo, después a él y casi se tronchó de risa. -Giles, estamos en el siglo veinte- dijo. -No voy a enfrentarme al monje Tuck-.
Troncharse de risa era la cosa más lejana de su mente. El replicó con su serio acento inglés, -Nunca sabes contra qué o contra quién tienes que enfrentarte-. Se puso un casco reforzado. -Y estas tradiciones son sumamente antiguas.- Cogió el cayado. -Ahora demuéstrame un buen y firme progreso en el cayado, y a su debido tiempo hablaremos de la ballesta-.
Él asió el cayado perpendicular a su cuerpo con ambas manos y se preparó a atacar al estilo Giles. -Ahora, ponte los protectores-, la dijo.
Ella ladeó su cabeza. -Con usted no los necesito-.
El aceptó su desafío con una ligera subida de su barbilla. -Eso ya lo veremos-. La saludó subiendo el lado derecho del cayado. -En guardia-.
Su primer ataque fue un golpe tentativo y él lo desvió fácilmente; después, madera contra madera, ella cogió el sentimiento del ritmo y cayó inmediatamente en ello: ataque, desvío, ataque, desvío, ataque, ataque, ataque. Ella le golpeó arriba, abajo, a la mitad, ¡wham! prácticamente oyó sus huesos chascar. Le había enseñado a no retener; parte de su obligación como vigilante era darle una lucha real.
¡Whack! Ella le golpeó en su espalda. Respirando con dificultad, la miró y dijo casi sin voz, -Bien. Ahora pasemos a la ballesta-.
Bien. Ahora pasemos a Angel. Buffy pensó, cuando ella llevaba la bolsa de la cena escaleras arriba. Su corazón estaba latiendo con fuerza. Mientras había ido a través de los pasos de su vida, el había estado esperándola en su casa todo el día. Al menos ella esperaba que él estuviera todavía allí. Entre el entrenamiento con Giles, dar un paseo a casa con su madre y estar enganchada a las obligaciones de la cocina, no había tenido oportunidad de ir a hurtadillas y verle.
Tomando aliento, abrió la puerta de su dormitorio, se deslizó dentro y cerró la puerta tras ella.
-¿Angel?-
-Hey-, dijo él. Salió de las sombras como si se hubiera mezclado con ellas, como si fueran algún tipo de colorido protector.
Ella le tendió la bolsa de plástico y dijo, -Te he traído algo de cena-. El miró curiosamente la bolsa, entonces retrocedió -Viene sin plato, lo siento. Bueno, ¿qué has hecho todo el día?-
-He leído un poco-. Gesticuló señalando el aparador. -Y he pensado en un montón de cosas-. Su cara era mortalmente seria. -Buffy, yo…-
Ella miró en la dirección que él había apuntado. El aparador. Su diario permanecía sobre el aparador. Cuando notó su presencia, su boca se abrió de horror. -¿Mi diario?- chilló. -¿Has leído mi diario?-
Se dirigió hacia el aparador, puso el diario en lo alto del aparador y lo golpeó hacia dentro.
-Eso no está bien. Un diario es el lugar más privado de una persona. Ni siquiera sabes que estaba escribiendo. Calla significa muchas cosas, cosas malas, y cuando dije que tus ojos eran penetrantes quise decir que eran saltones…-
-Buffy, yo…-, el dijo dirigiéndose hacia ella.
-Y A no significa Angel, claro. Es por …Achmed, un estudiante extranjero de intercambio y toda esa fantasía no tiene nada que ver contigo…-
Angel la interrumpió. -Tu madre movió tu diario cuando ella vino a arreglar tu cuarto. La vi desde el armario. Yo no lo leí, lo juro-.
-Oh-. Ella se dio cuenta. Diario: todavía privado.
Entonces comprendió como había hablado sin parar sobre todas las partes buenas del diario solo como algún fulano parloteando. Daños: peor que si el lo hubiera leído.
-Ohhhhh-. ¿Dónde estaban esas trampillas cuando tú necesitabas desaparecer?
El no pareció darse cuenta de su humillación. El estaba centrándose en algo más. Algo más intenso para él. -Le he dado muchas vueltas a esto,- comenzó. -No puedo estar cerca de ti-
Oh, no. Ella intentó no demostrar que estaba muriéndose por dentro. -Hey, no es grande-.
-Porque cuando estoy…-
-Oye…agua pasada…- Espera. Eso no estuvo bien…
-Lo único en que puedo pensar es en que quiero besarte-, el continuó, pero no lo manifestó con ella la primera vez.
Ella aguantó con resolución, determinada a no dejarle ver cuanto no quería que él se marchara de su vida: -Es bajo el puente, sobre el…- y entonces oyó lo que él había dicho. -¿Besarme?-, ella repitió como un eco, mirándole.
Su cara no perdió seriedad. Él no disfrutaba contándole esto a ella. -Soy mayor que tú y esto nunca podrá…- El paró, entonces pareció renunciar a algo. -Será mejor que me vaya-.
Ella preguntó suavemente, -¿Eres mucho mayor?-
De nuevo él dudó. Miró profundamente sus ojos. Un junco de calor disparó a través de ella; de cabeza a pies, se estremeció. Su cara estaba caliente. Sus manos estaban frías.
-Debería…-
-Vete. Vamos-. Ella se movió hacia él, sabiendo que él no iba a irse. Sabiendo, con una emoción, que él no podría marcharse.
Ella subió su barbilla; el la meció con sus dedos. Entonces sus labios estaban sobre los de ella. Fue el beso más dulce, tierno, inseguro.
Angel, Ángel. Buffy cantaba dentro. Todo lo demás se fue lejos: ser la cazadora y tener dieciséis años y estar en ningún lugar excepto en los brazos de Angel, y besar la boca de Angel.
Ambos se pusieron tensos cuando el beso llegó a ser más apasionado. Sí. Se dio entera hasta el momento, apoyada ligeramente en sus brazos mientras ella le besaba fieramente y él le devolvía el beso con mayor intensidad. La mano de él agarraba sus brazos, empujándola cada vez más cerca, entonces…Se dio cuenta que estaba luchando contra ella, intentando empujarse a sí mismo a la libertad.
El se echó atrás y desvió su cara.
-¿Qué?- preguntó, con un poco de dolor. -Angel, ¿qué ocurre?-
Súbitamente, la miró. Los ojos oscuros eran salvajes y estaban en blanco, como los de un animal. Su suave boca estaba estirada, revelando unos dientes puntiagudos y afilados…
Colmillos.
Ella gritó de terror.
Gruñendo, Angel se escapó por la ventana. Se deslizó por la chimenea, cayó al suelo y corrió a través de la noche mientras Buffy seguía gritando.
No. No. No.
La puerta a su dormitorio se abre de repente. Su madre corriendo, la llama, -Buffy, ¿qué ha pasado?-.
Buffy luchaba por respirar. No podía decir nada. ¿Cómo explicar? ¿Por dónde comenzar?
Ella debía tratar con esto sola. Pero estaba en tal shock. Tal dolor…
-Nada,- consiguió decir. -He visto una sombra-.
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Las Crónicas de Angel Vol. 1/Capítulo II
Uno más de la novela "Las crónicas de Angel, volumen 1, el segundo capítulo para que lo disfruten; Buffy conoce una nueva faceta del misterioso Angel.... Episodio "Angel", de la primera temporada de Buffy; traducción y adaptación a cargo de Laurangel.
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Capítulo 2
Al día siguiente, en la tomada como Oficinas Centrales de la Cazadora –la biblioteca del instituto de Sunnydale –Buffy contó a Xander, Willow y Giles lo que había ocurrido la noche anterior.
-¿Qué ha pasado la noche en tu cuarto, en tu cama?- Xander casi gritaba.
Buffy se sonrojó del escándalo de su amigo. -En mi cama, no. Junto a mi cama-.
-¡Qué romántico!-, Willow le dijo como si estuviera soñando. Sin que hubiera escándalo en ello. -Wow. ¿Hicisteis…bueno, tu ya me entiendes?-
Buffy dijo orgullosamente, -Un perfecto caballero.
-Buffy, esa es una forma de seducción.- Xander frunció el ceño. -Es el truco más viejo que existe.-
Buffy preguntó intencionadamente, -¿El qué? ¿Salvarme la vida y que le rajaran un costado?-
-¿Y qué? Los chicos hacemos cualquier cosa por impresionar a una chica.- Xander hinchó su pecho. -Yo una vez me bebí cuatro litros de Gatorade sin respirar-.
Willow asintió, respaldándole. -Fue bastante impresionante-. Entonces ella hizo una pequeña mueca. -Menos cuando luego te pusiste a vomitar…-
Giles se acercó, llevando un enorme libro negro de piel. -¿Podemos dejar ese fascinante tema y hablar de lo que sucedió ayer a última hora? Saliste del Bronce y te atacaron tres vampiros inusualmente viriles.-
Giles apoyó el libro y señaló un grabado. -¿Eran como éstos?-
Eran los tres vampiros amigos de Buffy.
Buffy asintió. -Sí. ¿Por qué llevan uniforme?-
Giles parecía serio pero satisfecho. Esto ocurría cuando él tenía razón sobre algún monstruo salvaje decidido a succionar el hígado de Buffy a través de su nariz o causando el fin del mundo que conocemos y amamos. -Por lo visto te topaste con los Tres. Son vampiros guerreros, muy orgullosos y muy fuertes.-
Willow parpadeó impresionada. -¿Cómo es que usted siempre sabe esas cosas? Usted siempre sabe lo que pasa. Yo nunca sé lo que pasa.-
Giles señaló la pila de libros polvorientos mientras sorbía de su taza de café. -Tú no has estado aquí hasta las seis de la mañana investigando.- La llamada de Buffy le había alcanzado solo cuando el estaba preparado para entrar.
Avergonzadamente Willow estaba de acuerdo. -No, estaba durmiendo-
Giles se giró hacia Buffy. -Evidentemente estás haciendo mucho daño al maestro. No enviaría a los Tres por cualquiera.- Él reflexionó un momento, limpiando sus gafas. -Tenemos que empezar a practicar con armas.-
Xander añadió, -Buffy. Tú debes quedarte en mi casa hasta que esos samuráis desaparezcan.-
Buffy no estaba bastante segura de lo que acababa de oírle decir. -¿Qué?-
-No te preocupes por Angel.- continuó. - Willow puede ir a tu casa y decirle que se largue de la ciudad-
Giles movió su cabeza. -Angel y Buffy no corren ningún peligro inminente.- Se puso sus gafas de nuevo. -Más adelante, el maestro enviará a alguien más pero mientras tanto los Tres, como han fracasado, tendrán que pagarlo con sus vidas.-
Buffy asintió para sí, un poco cansada, un poco como juez. Los Tres fuera, pero ¿Cuántos batallones más vendrán?
Debajo en la tierra, los Tres se encontraban arrodillados ante el maestro. Ellos todavía llevaban su aura de amenaza y destrucción, todavía ellos eran temidos. Darla miraba excitada cuando ellos estaban avergonzados. El jefe de los Tres, tan cicatrizado que un ojo estaba cerrado de forma permanente, tendió al maestro una larga, afilada y atravesada lanza –un arma vampírica de ejecución. Actuando como si el no tuviera planes de usarla, el maestro se lo cedió a Darla, quien lo agarró con fuerza.
El líder de los Tres dijo, -Hemos fracasado en nuestra misión y ahora nuestras vidas te pertenecen.-
El maestro se dirigió hacia Collin, y habló tiernamente con su peligrosa y templada voz. -Presta atención, muchacho. Tú eres el ungido. Tienes mucho que aprender. Con el poder viene la responsabilidad. Es cierto que han fracasado pero también es cierto que los que vivimos de noche tenemos un vínculo común: quitar la vida –No me refiero a los humanos, claro –Es un asunto muy serio.
El líder de los Tres alzó la cabeza ligeramente. Darla sabía que él esperaba que a él y los otros les fuera perdonada la vida.
Sonando como el niño humano que una vez él había sido, Collin preguntó, -¿Y entonces les perdonas-.
El Maestro miró a Darla. Ellos habían estado juntos tanto tiempo, habían matado a tantos, que ella entendió lo que él quería. Sus ojos brillando, ella asió sus manos alrededor de la lanza y tranquilamente tomó su posición detrás del líder de los Tres.
-Estoy cansado-, el maestro dijo, -y su muerte me dará poca satisfacción-. El guiaba al niño de una pequeña manera.
Eso fue la palabra clave para Darla. Con toda su fuerza y su cólera contenida, ella atravesó la lanza maliciosamente a través del temeroso y poderoso vampiro. Él gritó, y después se convirtió en polvo.
Los gritos de sus hermanos le siguieron pronto.
-Claro que-, el maestro añadió, -un poco es suficiente-
La puerta de la biblioteca estaba medio cubierta con una gran señal que decía, “Cerrada por inventario. Por favor vuelvan mañana.”
La señal le parecía a Buffy una precaución innecesaria. Como Giles barriendo el hall para asegurarse de que estaba vacío, cerrar las puertas con llave, yada yada yada. Nadie en el instituto de Sunnydale iba a sacar libros. Más como el chico y la chica que van sacar libros. Y si tú tuvieras una pizca de popularidad, tú no irías en busca de material aceptable a la biblioteca del instituto. Ella movió su cabeza.
Buffy miraba atentamente un gran armario lleno de armas. Algunas chicas solían pasar sus tardes escogiendo vestidos equivocados y algunas chicas conseguían probar machetes según su tamaño.
-¡Qué bien! Una ballesta!-, dijo cuando tocó el antiguo arma. Después vio las flechas; más correctamente, los cuadrillos. ¡Hey, chica de testimonios sabios! –y comenzó a cargar el arma. -¡Huh, mira a esos bebés!-, susurró. -Adiós a las estacas, hola a la fatalidad voladora-. Ilusionada, miró alrededor. -¿A quién disparo?-
Mirándola perturbado, un frecuente riesgo ocupacional para esta cazadora, Giles, en velocidad reforzada, cogió la ballesta y la apartó, diciendo firmemente, -A nadie. Lo de la ballesta viene más tarde. Antes tienes que familiarizarte con las herramientas de combate básicas. Comencemos por el tradicional cayado-. Se armó con dos largos palos de madera y le tendió uno a ella. -Que, por cierto, requiere mucho entrenamiento. Hablo por experiencia.-
Ella miró el palo, después a él y casi se tronchó de risa. -Giles, estamos en el siglo veinte- dijo. -No voy a enfrentarme al monje Tuck-.
Troncharse de risa era la cosa más lejana de su mente. El replicó con su serio acento inglés, -Nunca sabes contra qué o contra quién tienes que enfrentarte-. Se puso un casco reforzado. -Y estas tradiciones son sumamente antiguas.- Cogió el cayado. -Ahora demuéstrame un buen y firme progreso en el cayado, y a su debido tiempo hablaremos de la ballesta-.
Él asió el cayado perpendicular a su cuerpo con ambas manos y se preparó a atacar al estilo Giles. -Ahora, ponte los protectores-, la dijo.
Ella ladeó su cabeza. -Con usted no los necesito-.
El aceptó su desafío con una ligera subida de su barbilla. -Eso ya lo veremos-. La saludó subiendo el lado derecho del cayado. -En guardia-.
Su primer ataque fue un golpe tentativo y él lo desvió fácilmente; después, madera contra madera, ella cogió el sentimiento del ritmo y cayó inmediatamente en ello: ataque, desvío, ataque, desvío, ataque, ataque, ataque. Ella le golpeó arriba, abajo, a la mitad, ¡wham! prácticamente oyó sus huesos chascar. Le había enseñado a no retener; parte de su obligación como vigilante era darle una lucha real.
¡Whack! Ella le golpeó en su espalda. Respirando con dificultad, la miró y dijo casi sin voz, -Bien. Ahora pasemos a la ballesta-.
Bien. Ahora pasemos a Angel. Buffy pensó, cuando ella llevaba la bolsa de la cena escaleras arriba. Su corazón estaba latiendo con fuerza. Mientras había ido a través de los pasos de su vida, el había estado esperándola en su casa todo el día. Al menos ella esperaba que él estuviera todavía allí. Entre el entrenamiento con Giles, dar un paseo a casa con su madre y estar enganchada a las obligaciones de la cocina, no había tenido oportunidad de ir a hurtadillas y verle.
Tomando aliento, abrió la puerta de su dormitorio, se deslizó dentro y cerró la puerta tras ella.
-¿Angel?-
-Hey-, dijo él. Salió de las sombras como si se hubiera mezclado con ellas, como si fueran algún tipo de colorido protector.
Ella le tendió la bolsa de plástico y dijo, -Te he traído algo de cena-. El miró curiosamente la bolsa, entonces retrocedió -Viene sin plato, lo siento. Bueno, ¿qué has hecho todo el día?-
-He leído un poco-. Gesticuló señalando el aparador. -Y he pensado en un montón de cosas-. Su cara era mortalmente seria. -Buffy, yo…-
Ella miró en la dirección que él había apuntado. El aparador. Su diario permanecía sobre el aparador. Cuando notó su presencia, su boca se abrió de horror. -¿Mi diario?- chilló. -¿Has leído mi diario?-
Se dirigió hacia el aparador, puso el diario en lo alto del aparador y lo golpeó hacia dentro.
-Eso no está bien. Un diario es el lugar más privado de una persona. Ni siquiera sabes que estaba escribiendo. Calla significa muchas cosas, cosas malas, y cuando dije que tus ojos eran penetrantes quise decir que eran saltones…-
-Buffy, yo…-, el dijo dirigiéndose hacia ella.
-Y A no significa Angel, claro. Es por …Achmed, un estudiante extranjero de intercambio y toda esa fantasía no tiene nada que ver contigo…-
Angel la interrumpió. -Tu madre movió tu diario cuando ella vino a arreglar tu cuarto. La vi desde el armario. Yo no lo leí, lo juro-.
-Oh-. Ella se dio cuenta. Diario: todavía privado.
Entonces comprendió como había hablado sin parar sobre todas las partes buenas del diario solo como algún fulano parloteando. Daños: peor que si el lo hubiera leído.
-Ohhhhh-. ¿Dónde estaban esas trampillas cuando tú necesitabas desaparecer?
El no pareció darse cuenta de su humillación. El estaba centrándose en algo más. Algo más intenso para él. -Le he dado muchas vueltas a esto,- comenzó. -No puedo estar cerca de ti-
Oh, no. Ella intentó no demostrar que estaba muriéndose por dentro. -Hey, no es grande-.
-Porque cuando estoy…-
-Oye…agua pasada…- Espera. Eso no estuvo bien…
-Lo único en que puedo pensar es en que quiero besarte-, el continuó, pero no lo manifestó con ella la primera vez.
Ella aguantó con resolución, determinada a no dejarle ver cuanto no quería que él se marchara de su vida: -Es bajo el puente, sobre el…- y entonces oyó lo que él había dicho. -¿Besarme?-, ella repitió como un eco, mirándole.
Su cara no perdió seriedad. Él no disfrutaba contándole esto a ella. -Soy mayor que tú y esto nunca podrá…- El paró, entonces pareció renunciar a algo. -Será mejor que me vaya-.
Ella preguntó suavemente, -¿Eres mucho mayor?-
De nuevo él dudó. Miró profundamente sus ojos. Un junco de calor disparó a través de ella; de cabeza a pies, se estremeció. Su cara estaba caliente. Sus manos estaban frías.
-Debería…-
-Vete. Vamos-. Ella se movió hacia él, sabiendo que él no iba a irse. Sabiendo, con una emoción, que él no podría marcharse.
Ella subió su barbilla; el la meció con sus dedos. Entonces sus labios estaban sobre los de ella. Fue el beso más dulce, tierno, inseguro.
Angel, Ángel. Buffy cantaba dentro. Todo lo demás se fue lejos: ser la cazadora y tener dieciséis años y estar en ningún lugar excepto en los brazos de Angel, y besar la boca de Angel.
Ambos se pusieron tensos cuando el beso llegó a ser más apasionado. Sí. Se dio entera hasta el momento, apoyada ligeramente en sus brazos mientras ella le besaba fieramente y él le devolvía el beso con mayor intensidad. La mano de él agarraba sus brazos, empujándola cada vez más cerca, entonces…Se dio cuenta que estaba luchando contra ella, intentando empujarse a sí mismo a la libertad.
El se echó atrás y desvió su cara.
-¿Qué?- preguntó, con un poco de dolor. -Angel, ¿qué ocurre?-
Súbitamente, la miró. Los ojos oscuros eran salvajes y estaban en blanco, como los de un animal. Su suave boca estaba estirada, revelando unos dientes puntiagudos y afilados…
Colmillos.
Ella gritó de terror.
Gruñendo, Angel se escapó por la ventana. Se deslizó por la chimenea, cayó al suelo y corrió a través de la noche mientras Buffy seguía gritando.
No. No. No.
La puerta a su dormitorio se abre de repente. Su madre corriendo, la llama, -Buffy, ¿qué ha pasado?-.
Buffy luchaba por respirar. No podía decir nada. ¿Cómo explicar? ¿Por dónde comenzar?
Ella debía tratar con esto sola. Pero estaba en tal shock. Tal dolor…
-Nada,- consiguió decir. -He visto una sombra-.
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Felicitaciones a Laurangel por la excelente traduccion de esta nueva novela del Buffyverse, je. Realmente, esta muy buena. ¡Ojala pueda estar completita pronto!
Salu-2!!!